[profileleft][/profileleft]En los últimos años hemos aprendido mucho sobre las lesiones cerebrales traumáticas y las lesiones cerebrales traumáticas leves. Este aprendizaje ha contribuido a un aumento en el diagnóstico de lesiones cerebrales traumáticas en pacientes de todo Estados Unidos. Antes de estos avances, muchas personas que sufrían una lesión cerebral traumática leve simplemente esperaban a que pasaran los síntomas iniciales antes de volver a sus rutinas.
Todo eso ha cambiado ahora que empezamos a comprender los peligros potenciales que entraña este tipo de daño. A pesar de estos avances, aún carecemos de una forma definitiva y objetiva de medir los efectos de una lesión cerebral. Gracias a las conclusiones de un estudio publicado recientemente, eso podría cambiar pronto.
Acerca del estudio sobre el daño cerebral traumático leve
El estudio apareció en una edición reciente de JAMA Neurology. Los interesados en leer el resumen del estudio pueden encontrarlo en este enlace. Los investigadores estudiaron a 31 personas en total, y 16 de ellas eran jugadores profesionales de hockey suecos. Cada uno de los jugadores de hockey había padecido o seguía padeciendo el síndrome postconmocional, o SPC. 9 de los jugadores de hockey habían padecido los síntomas del PCS durante más de un año. Los otros 7 habían vuelto a jugar en el plazo de un año. Este grupo de deportistas se comparó con 15 personas que no habían sufrido un traumatismo craneoencefálico leve.
El estudio se centró en la presencia y cantidad de dos proteínas en el organismo de los sujetos. Estas proteínas eran las proteínas neurofilamentosas ligeras, o proteínas NF-L, y las proteínas beta-amiloides. Las proteínas NF-L se encuentran en la sustancia blanca del cerebro y la beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo. Los investigadores descubrieron lo siguiente:
- Los jugadores cuyo PCS había durado más de un año tenían niveles significativamente más altos de NF-L. Esto indicaba un traumatismo en el tejido cerebral.
- Los jugadores cuyo PCS había durado menos de un año tenían aproximadamente los mismos niveles de NF-L que los que no habían sufrido ningún tipo de lesión cerebral traumática leve.
- Los jugadores con PCS tenían niveles mucho más bajos de beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo que los jugadores que ya no tenían PCS y que el grupo de control.
Estos resultados podrían ser significativos al menos por dos razones:
- Podrían conducir al establecimiento de algún tipo de medida objetiva con respecto al daño causado incluso por una lesión cerebral traumática leve.
- Es posible que los jugadores con niveles más bajos de beta-amiloide en la columna vertebral tuvieran grumos depositados en el cerebro. Esto puede provocar la enfermedad de Alzheimer.
Lesiones cerebrales traumáticas leves fuera del atletismo profesional
Si estos resultados concuerdan con futuros estudios, estas conclusiones se extenderían mucho más allá del mundo del atletismo profesional. Las personas que sufren incluso una lesión cerebral traumática leve podrían enfrentarse a un largo camino de recuperación. Por eso, quienes sufren este tipo de lesiones a manos de otros deben asegurarse de que exigen cuentas a los responsables de este daño.
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